Esta farola alimentada por caca de perro evita que 200.000 bolsas sean desechadas diariamente
La energía generada a partir de excrementos no es algo nuevo, pero hay que resaltar que la mayor parte de esa energía aún es desperdiciada. Por lo que se están creando un gran número de proyectos innovadores que puedan maximizar todo el potencial de la caca.
Entre esos proyectos se encuentra una farola alimentada por caca de perro que ya se encuentra iluminando un famoso lugar. Es que Brian Harper, residente de Malvern Hills en Worcestershire, ha inventado una manera de mantener la zona iluminada utilizando excrementos de perros.
Es por eso que se está alentando a los paseadores de perro de la zona de Malvern Hills a arrojar los desechos directamente en un digestor anaeróbico que se encarga de convertir la caca en metano para alimentar la lámpara.
¿De dónde nació esta gran idea?
Por increíble que parezca, diez bolsas de caca son suficientes para proporcionar dos horas de luz. Y la inspiración de Brian para este invento surgió por el hecho de querer encontrarle otro uso a todas esas bolsas llenas de caca que se dejaban en el área.
Brian cuenta que vio esta idea por primera vez en Boston, en una instalación de arte en la ciudad hace más de 5 años. Además, Brian ya viene con el gusto por el rubro desde antes, ya que es miembro de un grupo que se ha encargado de salvar más de 100 lámparas de gas catalogadas en Malvern y sus alrededores.
Después de ver una «gran cantidad de tráfico de perros» pasar por su casa y las bolsas de plástico esparcidas, quiso encontrar una solución. «Miré y pensé que esta era una forma loca. Debe haber una manera de tratar de darle un valor a la caca de perro para que la gente haga algo sensato con ella», dijo.
¿Cómo funciona el alimentador de la lámpara?
Lo único que deben hacer es girar una manija cinco veces para mover la bolsa y que la caca llegue al biodigestor donde los microbios la descomponen. Luego, durante un período de días se produce el biogás (compuesto por 60% de metano y 40% de dióxido de carbono), que luego se almacena en un pequeño gasómetro.
Al momento en que la lámpara detecta que está anocheciendo activa el suministro de gas para encender el manto y usa el biogás para encenderse.
Todo el proceso llevó más de dos años de prueba y se logró encender la primera lámpara en noviembre, buscando instalar dispositivos similares en otras áreas frecuentadas por perros. Para este propósito, Brian ha recibido fondos del Área Natural de Malvern Hills.
El hombre de 66 años dijo que desde entonces ha visto una reducción en los desechos de los perros.
«El público tiene un lugar muy sensato para ponerlo», dijeron. «No se lo llevarán… pueden ver que la caca de perro es muy útil y la luz los ayuda si bajan de la colina más tarde en la noche».