Este hombre ha dedicado su vida a transformar un desierto frio en un bosque de 30.000 árboles
Anand Dhawaj Negi, de 74 años, desarrolló un bosque en 90 hectáreas en el desierto frío, a 50 km cuesta arriba de Pooh, en India.
El gobierno indio decidió en 1977 llevar a cabo un ambicioso programa con el objetivo de reducir la desertificación de la zona.
Negi participó en el programa de desarrollo del desierto pero luego de varios intentos fallidos de convertir el desierto en campos verdes, renunció. En 1998 obtuvo el permiso de las autoridades para iniciar un servicio voluntario para desarrollar un bosque en Thang Karma.
En 2003 optó por la jubilación voluntaria para pasar todo su tiempo en Thang Karma. Entre 1998 y 2008, Negi plantó todo lo que pudo en el frío desierto. La sabiduría local lo ayudó mientras viajaba a las aldeas para buscar el consejo de los ancianos sobre las plantas y cultivos que podían cultivarse en el bosque.
Los primeros intentos de Negi fracasaron porque las semillas que plantó no tenían suficiente agua, así que ese fue su primer reto. Empleó la siembra en contorno – labrar la tierra en pendiente a lo largo de una elevación constante – para conservar el agua de lluvia y reducir la erosión del suelo. Con la ayuda de los aldeanos, sacó agua a 6 km de Thang Karma. Tras ver sus progresos, el departamento regional de riego también empezó a cooperar.
Pero no fue el único inconveniente: el suelo tampoco contenía nutrientes para los cultivos, así que Anand creó una granja con 300 cabras y usó su estiércol para mezclarlo con lombrices. De esa manera logró duplicar los niveles de nitrógeno de la tierra y, después, plantó tréboles que retienen el agua y también desvían las liebres que destruyen las cosechas. Eligió la vegetación sabiamente mientras cultivaba plantas que tienen raíces que se descomponen y ayudan a que el suelo se vuelva más fértil con el tiempo.
La corteza de los árboles jóvenes se cubrió con madera de desecho para protegerlos del frío. Los árboles jóvenes se plantaron un poco por debajo del nivel del suelo, en pozos, para protegerlos del viento.
En 90 hectáreas, plantó y cultivó 30.000 árboles a 3200 metros sobre el nivel del mar. Plantó enebro, robinia, sauce, álamo, y otras coníferas. También se cultivan papas, legumbres, espárragos, girasol, setas, porotos, damascos y manzanas.
Negi dejó un legado invaluable, ya que inspiró a más de 200 agricultores de la región a transformar su tierra árida en una parcela cultivable.
“Nos inspiramos en Negi, él nos mostró el camino para desarrollar huertos en el desierto frío”, dice Roshan Negi, de 39 años, de Chango, una aldea a lo largo de la frontera con China conocida por su producción de manzanas de alta calidad.
Siempre será recordado como el emprendedor que modificó una tierra árida, hasta convertirla en un terreno fértil. Anand Dhawaj Negi se despidió de este mundo en el pasado mes de mayo del 2021.