Investigadores crean brillantina ecológica para evitar que miles de toneladas de microplástico lleguen al mar
La brillantina es un material bastante dinámico que tiene muchos usos, desde proyectos de manualidades para niños hasta en la industria de cosméticos. De hecho, en Europa se utilizan alrededor de 5.500 toneladas de micro plásticos cada año para la brillantina.
Aunque es muy común, la brillantina tiene un lado oscuro. Además de estar hechos de plástico, también están hechos de materiales venenosos y no renovables, contaminando en gran medida a la contaminación plástica.
Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge han encontrado una solución para hacer realidad una brillantina sostenible, no tóxica, vegetal y biodegradable a partir de celulosa, que es el componente de las paredes celulares de plantas, frutas y verduras. Lo mejor es que es tan brillante como la brillantina original.
¿Cómo está hecha la brillantina ecológica?
Esta brillantina sostenible se encuentra hecha de nano cristales de celulosa, que son capaces de curvar la luz de manera tal que se reflejan colores vivos gracias a un proceso conocido como color estructural. Es este mismo fenómeno el que produce algunos de los colores más brillantes que se encuentran en la naturaleza, como el de las alas de las mariposas y las plumas de los pavos reales.
Además, debido a las técnicas de autoensamblaje que hacen posible la producción de película de colores tan intensos, los investigadores aseguran que estos materiales se podrán utilizar como sustitutos de las partículas de brillantina de plástico y a los diminutos pigmentos de efecto mineral que se utilizan ampliamente en los cosméticos.
“Los pigmentos convencionales, como la brillantina cotidiana, no se producen de forma sostenible. Llegan al suelo, al océano y contribuyen a un nivel general de contaminación. Las consumidoras están empezando a darse cuenta de que, aunque estos cosméticos son divertidos, también tienen daños reales para el medio ambiente”. Comenta la profesora Silvia Vignolini, autora principal del artículo.
El reto de crear una brillantina sostenible.
El grupo de investigación ha pasado muchos años en el proceso de extracción de celulosa de la pulpa de madera para transformarla en materiales coloridos y brillantes. “El reto ha sido cómo controlar las condiciones para poder gestionar simultáneamente todas las interacciones físico-químicas, desde la nano escala hasta varios metros, para poder producir estos materiales a gran escala” explica el primer autor, Benjamin Droget, también del departamento de Química.
La respuesta fue optimizar cuidadosamente la solución de celulosa y los procesos de recubrimiento, de esta manera se pudo controlar el autoensamblaje, logrando fabricar el material en una máquina de rollo a rollo. Haciendo el proceso compatible con las máquinas existentes a escala industrial.
Otra gran ventaja es que el proceso consume mucha menos energía que los métodos convencionales. Además, no se utilizan polímeros sintéticos perjudiciales para la salud. “Tradicionalmente, los minerales de los pigmentos de efecto tienen que calentarse a temperaturas de hasta 800°C para formar partículas de pigmento. Si se tiene en cuenta la cantidad de pigmentos minerales de efecto que se produce en todo el mundo, se comprende que su uso es perjudicial para el planeta” afirma Drogue.